Las Ilaves de pierna tienen por objeto provocar el abandono del adversario, pues, una vez obtenido el contacto propicio, su resultado es casi inmediato. Sin embargo, es un poco difícil de obtener ese contacto. Por eso, el papel esencial de las Llaves de Pierna —como asimismo el de las Llaves de Cuello, que luego veremos— consiste sobre todo en determinar reacciones de defensa que se pueden explotar para colocar Estrangulaciones y Llaves de brazo.
Las llaves de Pierna provocan torsión o luxación de la rodilla o del tobillo, lo que obliga al adversario a abandonar.
Luxación de un pie (fig. 154).—Encontrándose el adversario echado de espaldas y vosotros frente a él, ligeramente a su derecha, cogéis bajo vuestra
axila derecha el tobillo derecho del adversario, que mantenéis muy aprisionado de la siguiente manera: el tobillo es bloqueado, arriba por la axila, a la izquierda por la cara interna del brazo, a la derecha por las costillas, y abajo por el borde radial del antebrazo derecho, que levantaréis todo lo posible, contrayendo fuertemente los bíceps, teniendo las dos manos cogidas en presa fundamental. Sin ceder la presión sobre el tobillo del adversario, os arqueáis hacia atrás, lo que produce a la articulación del tobillo, a la vez una torsión y un estiramiento.
Una variante consiste en la misma presa, pero en lugar de arquearos hacia atrás, os sentáis apoyándoos sobre vuestra pierna derecha, colocando la pierna izquierda diagonalmente en el abdomen del adversario (fig. 155). En este momento os arqueáis hacia atrás.
Las llaves de pie se pueden completar con una torsión de la rodilla derecha del adversario. Para esto debéis apretar bien las rodillas para aprisionar entre ellas la del adversario y arquearos, no directamente hacia atrás, sino sobre vuestra izquierda, y apretando más particularmente la cara Interna de vuestra rodilla izquierda, hacia la derecha contra la cara externa de la rodilla del adversario.
En otra variante, en lugar de sentaros en el suelo, pivotáis sobre vuestra pierna derecha describiendo con la izquierda, por encima del adversario, un gran semicírculo hacia adelante y hacia la derecha (fig. 156).
El adversario se ve obligado a seguir el movimiento y pivota sobre su costado izquierdo, para
volver a encontrarse sobre el vientre. Con las piernas flexionadas, os arqueáis hacia atrás, sin llegar a sentaros, sobre los riñones del adversario. En ningún momento debéis hallaros en desequilibrio adelante, pues entonces correríais el riesgo de ser rechazados por el adversario.
Doble luxación de pie (figs. 157, 158 y 159).— Se trata de la misma presa que para la llave de una sola pierna, pero efectuada sobre las dos piernas en lugar de una sola.
Luxación de la rodilla (fig. 160).—Vuestra mano izquierda coge et talón derecho del adversario por el borde externo y va a colocar el empeine derecho del adversario en el hueco de su propia rodilla izquierda. Inmediatamente, vuestra mano derecha, que ha venido a coger el empeine izquierdo del adversario, rebate la pierna del adversario sobre su
muslo apretando fuertemente, por el talón, el pié derecho en el pliego de su rodilla izquierda, lo que fuerza la articulación.
Presa de pie enrollada (fig. 161).—Estando en la posición que indica la figura, deslizáis vuetra muñeca derecha bajo el tobillo derecho del adversario. Colocáis la palma de la mano izquierda sobre el empeine derecho del adversario, y la de la mano derecha sobre vuestra propia muñeca izquierda. Así provocáis la torsión del tobillo del adversario.
Luxación de las rodillas (figs. 162 y 163).—En la posición de inmovilización de la figura 162, extendéis las piernas y enlazáis los pies contra las caras internas de los tobillos del adversario. Seguís extendiendo las piernas, las separáis, y las levantáis, arqueando vuestros músculos abdominales apoyando sobre el vientre del adversario.
Al mismo tiempo levantáis el busto apoyándoos con vuestro brazo izquierdo sobre el suelo y con vuestro brazo derecho en el cuello del adversario.
Presa del cangrejo (figs. 164, 165 y 166).—Os lanzáis de piernas contra el adversario, en la forma que indica la figura 164, e inmediatamente efectuáis un movimiento completo de rotación hacia vuestra derecha, para pasar a la posición de la figura 165, con la pierna derecha apoyando en el pliegue de las rodillas del adversario y la pierna izquierda presionando la parte delantera de sus tobillos. El adversario cae sobre el vientre y entonces aplicáis la llave que se indica en la figura 166, o sea vuestra pierna derecha bajo el pliegue de la rodilla de recha del adversario y con vuestra mano izquierda apretáis el pie cogiéndolo por el empeine.
Blocaje transversal de la pierna (figs. 167, 168, 169 y 170).—Estando en la posición de la figura 167, (vosotros debajo), colocáis la pierna derecha
transversalmente sobre la del adversario de manera que la pantorrilla venga a cruzar el pliegue de la rodilla del adversario; ponéis vuestra pierna izquierda encima de vuestro tobillo derecho, de manera que el pliegue de la rodilla viene a apoyarse
cruzado sobre la cara interna de este tobillo y sobre el empeine y por consiguiente paralelamente a la pierna del adversario. En este momento hacéis deslizar la pierna derecha sobre la pantorrilla del adversario descendiendo y tendéis la pierna izquierda tensa, con el pie siempre en ángulo derecho para impedir que se zafe el del adversario.
Se produce una compresión muy dolorosa de la pantorrilla y elongación del tobillo.
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